Resultaba algo extraño el ambiente. Sin duda era la terraza del bar Alucine, donde siempre quedábamos, pero la disposición de las mesas, la extraña barra portátil, los bancos de madera y las estatuas griegas de cartón piedra no las reconocía.
En ese momento llegaba Juan, el bromista del grupo. Siempre sacándole punta a todo con un poco de mala lechecilla para su propia diversión. Era buen tipo, pero se pasaba un poco
Luis.- ¿Qué tal Juan? Llegas el primero
Juan.- Querrás decir el segundo o es que tú no pintas nada. Blanca está llegando, se paró en el quiosco para dar su repaso gratis a las portadas de la prensa obrera
Luis.- No es que pinte mucho, pero de vez en cuando doy algún brochazo. Mira, aquí llega nuestra chica
Blanca.- ¡Hola Luis!! Date un abrazo y ayúdame hoy a controlar a este, que viene más desatao que de costumbre. Sobre todo, impedirle que se cebe con Cándido como en la última sentada, que le gusta seguir siendo el abusón del barrio.
Juan.- Hoy seré buen chico. Me interesa saber que os ha parecido nuestro nuevo amigo. ¡Habéis hablado mucho con él?
Luis.- Resulta gratificante hablar con alguien que te deja exponer lo que quieres decir, que escucha y después interviene de forma inteligente. La antítesis de toda la casuística que conocemos y nos desespera en tantos escenarios
Cándido-¡Buenas!! Según estoy acercándome observo que estáis absortos sin ver que llegaba. ¿Contabais algo interesante sin estar yo? ¡Vamos contarme!
Juan.- ¡Oh, es el compañero y doctor bioquímico!, el que nunca encuentras porque trabaja, come y duerme en su laboratorio! Venga pídete cuatro cervezas, por llegar el último, las pagas, te incorporas y vas pillando onda
Cándido.- Tan gracioso como siempre el compañero Juanito. Ja, ja, me mondo de risa. Ahora las traig0
Luis.- Blanca, ¿tú como ves lo del interlocutor? ¿A que no se parece en nada a tu suegro ni tus hermanas, con los follones que montáis cuando os juntáis, hablando todos a la vez?
Blanca.-Pues sorprendida para bien. Es maravilloso plantearle cualquier tema de conversación y que resulte tan gratificante. Un chollo. Sabéis lo que aborrezco cuando se juntan parejas de amigos y en 15 minutos, diabólica y mágicamente, ya están las mujeres hablando por su lado y los hombres por otro, todos a la vez.
Cándido.-Aquí estan las cervezas de gorra ¿Pero de quien estáis hablando, joder?. Que no me entero
Juan.- Eso te pasa por no salir del laboratorio. ¿Al menos estarás enterado de que estamos en 2037? Si así fuera sabrías de quién hablamos, como lo sabe todo el mundo.
Cándido.-¡Vale! Sois muy listos y muy cosmopolitas. Os sabéis todo y conocéis a todo el mundo. Escucharé atentamente como derramáis vuestra sabiduría ante un ignorante bioquímico
Luis.- Sin duda da gusto conversar así con alguien. No sé, hasta me parece demasiado perfecto para ser verdad. Sobre cualquier cosa que te apetezca y charlar sin mosqueos. Todo lo que le digas lo entiende y siempre habla con la misma corrección y acierto en lo que dice
En ese instante, comencé a sentir fresco en el brazo, abrí los ojos y vi que ya había claridad. Estaba en mi habitación, en mi cama y sonriendo por el descubrimiento de ese imaginario Parlagotchi-ia con el que todos íbamos a disfrutar hablando tan ricamente, sin interrumpirnos y sin malas interpretaciones
Sin duda el invento superaría todos los records de ventas mundiales. Pequeño muñeco, en versiones LGTBIQ+, que haciendo un guiño al famoso Tamagotschi de los 90, por aquello de llegar a los padres además de a los jóvenes digitales, incorpora un traductor a 180 idiomas con una voz muy agradable, y toda la Inteligencia Artificial imaginable en sus entrañas de plástico
Sólo con marcarle los parámetros deseados, mediante voz, se trasmuta en un interlocutor perfecto con el que tener una estupenda conversación genuinamente humana; hablando acertada y rigurosamente de cualquier cosa, escuchando al interlocutor con un respeto infinito. ¡La delicia del conversar! Como si se habitara en la Academia de Platón, buscando la verdad y el placer de la palabra, a salvo de bulos, noticias falsas, distorsiones de aplicaciones, podcast y redes, así como de las malas prácticas de hablar todos a la vez o no dejar terminar al que habla para colar lo propio, andando tantas veces en la anticipación por sobreinterpretación de lo que aún no ha terminado de decir el otro, y mil inconvenientes más a los que se ha llegado con la Babel tecnotrónica actual.
Luis.- Pensándolo mejor, ahora que ya estoy más despierto, no sé si me atrae el invento tanto como en el sueño. Está claro que el personal tiene mucha información y poco criterio, datos no siempre correctos, y que hables con quien hables no siempre es fácil hacerlo y no siempre nos enteramos de lo que pasa, como diría Torrente Ballester, pero también ahí está parte de la gracia de vivir con otros. No compro