Consumilandia, luzilandia, las preuvas y la releche

Estamos en la Navidad del año 2021, después de dos de pandemia, a un día de despedir este y desear que el siguiente sea mejor. Me da por reflexionar, por recordar cosas, y se me van los años para atrás hasta llegar a 1987, creo. Treinta y cinco años atrás y desde entonces pensando año a año que el siguiente será mejor.
En ese año el concejal de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Madrid, con ideas propias, según él, pensó y lanzó una de ellas. La llamó Consumilandia y tenía por objetivo promover un “consumo responsable” entre adolescentes (oxímoron a la vista, me dije para mí). Al día siguiente de comenzar a andar la idea salió un artículo en prensa, con una foto de un taller con adolescentes en la que todas las que aparecían eran chicas. Miraban prendas de ropa entre hileras de percheros y la noticia daba cuenta de que el objetivo era lograr que supieran analizar bien las etiquetas de las prendas y no se dejaran engañar fácilmente. No digo más.
Ahora, en esta Navidad de 2021, escucho al alcalde de Vigo, también con ideas propias y promotor de grandes proyectos culturales, prácticamente de entidad mundial, según él y según habla, sin parar, con una sonrisa indescriptible, como que no tuviera abuela, parece un mago cabalgando eufórico sobre la ola de Luzilandia que ha montado con dos millones de bombillitas led, quizá para resultar ecológico y sostenible. Un proyecto cuya sustancia consiste en crear un entorno mágico de luz, ilusionante le gusta decir (por ilusionar a ilusos), con el que atraer al consumo turístico masivo y compulsivo; por avión, tren o coche, absolutamente ecológico y sostenible, a todas las luciérnagas de pueblos y provincias del Universo. Y el próximo año dice que más; de la Galaxia.
Y una más. Telemadrid anuncia el 29 de diciembre de este 2021, con gran alborozo, énfasis y mucha fanfarria, que el alcalde de Madrid no piensa quedarse de brazos cruzados y mañana, día 30, habrá preuvas en la Puerta del Sol, con la precaución, por la que está cayendo con la covid, de que sólo podrán estar 7.000 personas. Las mismas que al día siguiente, por si no habían conseguido contagiarse, podrán estar para las uvas, uvas.
No nos íbamos a quedar en Madrid tranquilos, siendo la ciudad mundial de la libertad y de todos en las calles, habiendo montada la mundial por todas partes. ¡Hasta ahí podíamos llegar!!!
Y volviendo a lo de reflexionar. Después de contar estas tres historiejas y entrever lo que les une, ¿se puede pensar que en el próximo cuarto de siglo, ahora sí, vamos a ir a mejor?
Lo vamos viendo y hablamos.
La capacidad de quedarse en lo superficial e instalarse en lo insignificante es enorme. Los grandes debates como tú sugieres:
consumir, derrochar, entender la política como juego, no están en las agendas. O bien solo se habla de ellos con mirada de corto alcance, temporal de hoy para mañana; y superficial, el sentido no importa.
En el fondo traes a la mano la importancia de considerar al ser humano y a la sociedad que conformamos con la dignidad que somos. No se nos puede tratar como expectadores, como bocas o como borregos.
Gracias Carlitos!!!
Aupa la Salud Pública!!!